Ventajas de dar formación en idiomas a los empleados

En este apartado os vamos a contar cuáles son las principales ventajas derivadas de ofrecer un curso de formación en idiomas a los empleados, analizando los motivos de las mismas y de qué manera benefician a los empleados y a la propia empresa. De esta manera podréis comprobar que este tipo de cursos reportan unos determinados valores a ambas partes y también os va a servir de ayuda para defender vuestra decisión final con una serie de argumentos sólidos que justifiquen su contratación.

1-El mundo es cada vez más pequeño.

Si hay algo que caracteriza a nuestra época es la progresiva globalización de la misma. Europa hace años que renunció a sus fronteras con el fin de fortalecer su crecimiento económico. Los acuerdos comerciales mundiales ofrecen una serie de condiciones atractivas para expandir los negocios. Y la aparición de determinadas economías emergentes han abierto mercados que, antaño, permanecían cerrados o trabajando casi en exclusividad con un pequeño grupo de naciones.

Esto supone un mayor radio de alcance y posibilidades de expansión, siempre y cuando la comunicación se pueda desarrollar de manera fluida y sin problemas de comprensión. Si pensamos en Europa, veremos que cada país habla su propio idioma, lo que significa que es necesario hablar un idioma común –generalmente el inglés- que nos permita sacarle el mayor partido a la ausencia de zonas aduaneras o a los acuerdos de colaboración entre naciones. Con el resto del mundo, a excepción de los países latinoamericanos, tenemos un caso similar, mucho más evidente con aquellas naciones de raíz lingüística no protoindoeuropea o con alfabetos no latinos.

El hecho de ofrecer formación en idiomas a los empleados, bien de un lenguaje global, bien de uno local, permitirán a la empresa mejorar su competitividad y a los trabajadores un interesante refuerzo en sus habilidades profesiones y proyección futura.

2-Comodidad

El hecho de que los empleados puedan disponer de la formación sin tener que desplazarse o estar en una sala abarrotada de desconocidos supone un atractivo incentivo para sacarle el mayor partido posible a los cursos de idiomas. Siempre resulta más cómodo estar en un lugar conocido y rodeado de caras amigas con las que poder conversar. Por otro lado, la posibilidad de que los empleados tengan la opción de poder realizar el curso por su cuenta y a su ritmo reduce el estrés de tener que añadir una tarea más a su lista de obligaciones laborales. Tened muy en cuenta que si elimináis de la ecuación del aprendizaje el mayor número de esfuerzos, obtendréis resultados más efectivos

3-Idioma a la carta

Un curso de formación en idiomas para empresas garantiza a los empleados que lo que van a aprender tendrá una aplicación práctica directamente relacionada con su puesto laboral. Pero también les permite adaptar el formato del curso a sus necesidades concretas. Pongamos dos ejemplos para comprobar cómo se obtiene esta ventaja.

-Atención telefónica: contesta tú, por favor.

Uno de los mayores problemas de los idiomas reside en su parte activa, que a su vez se dividen en habilidades orales y habilidades de escritura. La segunda permite un tiempo de reflexión y corrección. Pero la primera, no. Esto exige una capacidad de reacción inmediata por parte del empleado, lo que hace que tienda a evitar este tipo de comunicación por miedo al bloqueo o no entendimiento, delegando dicha función en otra persona. Gracias a los cursos de formación en idiomas, los empleados podrán aprender y practicar estructuras y situaciones habituales en su trabajo, ganando seguridad y adquiriendo fluidez con su manejo. Pensad ahora con este ejemplo cómo estos cursos pueden permitir a las personas encargadas de recepción desarrollar su trabajo de manera más eficaz o a los empleados comunicarse con sus homólogos en el extranjero, clientes, distribuidores…

-Reuniones: ya me he liado.

Una reunión se caracteriza por seguir una estructura más o menos definida, que incluye saludos y presentaciones, presentación de los puntos a tratar, tratamiento de dichos puntos, participación e interrupciones, preguntas / aclaraciones y conclusión. Algo fácil de recordar, a menos que no se sepa manejar el idioma con fluidez o naturalidad. Porque lo normal es volcar el contenido hacia la estructura gramatical de nuestro propio idioma que, por sus propias condiciones, acaba generando confusión entre el resto de participantes y un berenjenal en la cabeza de quien está hablando. Los cursos de formación permiten, entre otras cosas, practicar estas estructuras con contenidos habituales para los empleados y, de esta manera, adquirir la soltura y confianza necesarias para realizar o participar en reuniones sin miedo a meter la pata con la palabra.

4-Potenciar el trabajo en equipo

En las modalidades de cursos de formación en idiomas para grupos (clases presenciales, intensivos o talleres), el empleado tendrá que participar y colaborar de manera activa y constante con el resto de sus compañeros. Esto genera una dinámica cooperativa que deriva en una sinergia positiva hacia el trabajo en equipo. La ventaja de dicha sinergia resulta crucial entre compañeros de un mismo departamento, pero mucho más interesante cuando permite crear vínculos laborales entre departamentos distintos, creando un espíritu de unidad con la que fortalecer la idea de empresa como un todo unitario.

5-Refuerzo de la imagen de la empresa

Tenéis que tener muy clara una cosa: por muy profesionales que seáis con vuestro trabajo, nada de eso se percibe si se comunica de manera torpe. Cuanto menores sean los obstáculos en la comunicación, los negocios se desarrollarán de manera fluida y satisfactoria para ambas partes. Si vuestros empleados no son capaces de transmitir su capacidad profesional de manera adecuada, la imagen que se tendrá de su trabajo estará medida por el rasero de su palabra. A veces los problemas se deben a una mala pronunciación o entonación, un inconveniente que se soluciona con facilidad a través de la práctica constante. La ventaja de los cursos de formación en idiomas es que eliminan todos los problemas e interferencias del canal de comunicación de la empresa, ofreciendo una imagen más real de su trabajo.

6-Donde estés y a la hora que estés

Esta ventaja es un añadido a la vista en el punto número 2, que trataba sobre la comodidad. Pero la vamos a enfocar hacia los cursos Blended. Este tipo de cursos consisten en combinar las clases presenciales con los cursos por ordenador. La ventaja es que permiten a una persona disfrutar de los beneficios de ambos cursos y reducir los inconvenientes individuales de cada uno. El empleado puede estudiar, practicar y avanzar a su ritmo, siguiendo su propio horario y disponibilidad, contando con el apoyo de un profesor que le ayudará a resolver todas las dudas que tenga con el idioma, bien sean respecto a temas gramaticales o de pronunciación. Además, el formador le permitirá extender su conocimiento mediante la enseñanza de expresiones habituales, modos de hablar concretos y reacciones profesionales ante situaciones habituales con las que el empleado suela toparse durante el desempeño de su actividad laboral.

7-Gimnasio del cerebro

Ya os habréis dado cuenta que nuestros cuerpos sufren las consecuencias de la actividad sedentaria del trabajo con el paso de los años. Al cerebro le sucede algo similar cuando no se ejercita y se limita a realizar una misma rutina día tras día. Los cursos de formación en idiomas para empleados se convierten, de esta manera, en un gimnasio de la mente para ofrecer una mayor elasticidad cerebral con la que potenciar sus capacidades profesionales. Tenéis que tener en cuenta que, aunque al principio cueste un poco salir de esa zona de comodidad preestablecida, este ejercicio lingüístico se convierte en el mejor antídoto contra uno de los males característicos del mundo laboral: el síndrome de burnout, más popularmente conocido como “estar quemado”, principal causa de insatisfacción entre los trabajadores de una empresa y culpable de la bajada en el rendimiento diario.

Los cursos de formación en idiomas para empleados proporcionan una especie de endorfina lingüística a quienes los realizan, limpiando las cenizas de la apatía con las que el síndrome explicado anteriormente les deja. No solamente supone una actividad nueva para ellos, sino que genera un estado de alegría o bienestar a medida que descubren su utilidad en su trabajo. Pero las ventajas no solamente se quedan aquí. La renovación de energía va acompañada de un rejuvenecimiento de la ilusión, puesto que son conscientes de que necesitan practicar con mayor frecuencia el idioma, dando un empujón a su implicación en los proyectos nuevos o asuntos diarios de la empresa. Por otro lado, descubren un campo nuevo de posibilidades iluminándose tras el horizonte. Desde poder ver contenidos multimedia en el idioma en el que se estén formando a acceder a una extensa documentación profesional, sin contar con los usos personales que cada uno le quiera dar, el hecho de aprender o mejorar con un idioma supone un crecimiento personal y profesional significativo, abandonando de una vez por todas el perpetuo recorrido circular de su forma de trabajo anterior. Ahora podrán optar por mejorar su posición laboral, adquirir nuevas responsabilidades, estar tranquilos cada vez que suene el teléfono o participar en todas las actividades corporativas de manera activa.