Optimizar tu presupuesto

Antes de escoger entre alguna de las modalidades de formación en inglés existentes, la empresa debe de tener en cuenta una serie de factores, que van desde lo estructural a lo logístico. La importancia de este análisis previo resultará fundamental para tomar la decisión más adecuada en cuanto al modelo de formación in company que se vaya a escoger.

En este apartado vamos a mostrar cómo lograr optimizar el presupuesto de formación a través de una serie de recomendaciones, para que las empresas que deseen obtener una capacidad competitiva mediante el uso profesional del inglés puedan definir su estrategia de formación y sacarle el mejor resultado posible a la misma.

 

Los alumnos

El principal activo de la formación in company en inglés es el alumno. Por tanto, sugerimos que la planificación de la formación se centre en torno al participante o participantes del curso. Para ello,  la empresa debe de recabar una serie de datos previos a la elección del curso. Entre ellos, destacamos los siguientes puntos:

-el número de participantes.

-su nivel real de inglés.

-su volumen de trabajo.

-su capacidad de absorción del idioma.

-su presencia en las instalaciones de la empresa.

-su participación en reuniones, presentaciones u otras actividades laborales de horario variable.

-conocimientos informáticos.

-necesidades laborales específicas y generales.

El motivo de la necesidad de recopilar esta información es muy sencillo: descartar cursos que no se adapten a las características personales del empleado. La empresa puede estar interesada en contratar un servicio Blended pero, si  el alumno no dispone de habilidades informáticas suficientes, lo único que va a lograr es ralentizar el proceso de aprendizaje personal y frustrarse. Al final, la empresa habrá realizado una inversión de formación fallida por no haber tenido en cuenta una determinada capacidad requerida por el curso.

Otro factor que permite no solamente orientar el presupuesto de manera acertada sino, también, reducirlo es saber de antemano el número de participantes y su nivel. Las clases individuales son más caras que formar un grupo reducido de alumnos lo que ahorra tiempo y dinero sin que el resultado final se vea afectado.

Si los participantes están implicados en múltiples actividades que afecten a su horario habitual, la empresa dispone de varias opciones en cuanto al formato de los cursos que evitarán la pérdida de formación efectiva. Las clases presenciales permiten cierta flexibilidad en el cambio de fechas, en caso de necesidades puntuales, o ajustar su horario a uno en el que los alumnos no se vean afectados por la dinámica laboral. Pero si su ausencia va a ser una constante habitual, los cursos Blended son la opción más adecuada, permitiendo organizarse con el profesor para recibir su apoyo pedagógico en función de su agenda.

Finalmente, si los alumnos simplemente necesitan trabajar con el idioma de manera puntual o prepararse para una actividad concreta, los cursos intensivos o talleres les permitirán optimizar su formación sin emplear un tiempo innecesario en una formación más larga.

 

La Ubicación

La posición geográfica es un elemento muy importante a tener en cuenta a la hora de escoger el curso de formación in company en inglés. La accesibilidad o disponibilidad de profesores en una zona determinada puede no ser del todo adecuada para desarrollar la enseñanza presencial. Una ciudad como Madrid cuenta con una red de comunicaciones muy extensa; este hecho permite una mejor movilidad para las clases presenciales, incluso en las zonas industriales o pueblos que rodean la capital. Pero el tiempo de desplazamiento hace que resulte más económico el formato de clases individuales para el centro de la urbe que para la periferia, una zona más rentable para clases grupales.

Por otro lado, una ubicación como, por ejemplo, Ciudad Real presenta más dificultades a la hora de contratar los servicios de las academias especializadas en estos cursos de formación. El coste efectivo de clases online resulta más conveniente para el presupuesto de una empresa de la localidad, al no tener gastos extra por largo desplazamiento por parte del profesor.

Para poder tomar una decisión que no afecte de manera negativa al presupuesto, lo primero que tiene que hacer la empresa antes de tomar cualquier decisión es consultar si hay alguna academia disponible por la zona que ofrezca cursos de formación in company. De esta manera, evitará que se dispare el presupuesto inicial esperado. Si éste no es el caso, no tiene que preocuparse, pues la tecnología es un sustituto muy adecuado para solucionar cualquier problema idiomático.

 

La disponibilidad

Como hemos visto en el apartado relativo a los alumnos, conocer la disponibilidad de tiempo real para las clases resulta clave para no malgastar recursos económicos. A menor presencia en las instalaciones de la oficina, mayor beneficio se obtiene de los cursos online o Blended.

Pero hay otro tipo de disponibilidad que también se convierte en un indicativo adecuado para sacar el mejor partido a la formación, como vamos a mostrar a continuación.

El primer caso es el siguiente: no todos los meses son iguales en cuanto a volumen de trabajo. Esto significa que, en determinadas épocas del año, su ritmo laboral baja de intensidad completamente. Si la empresa hace un seguimiento y analiza estos patrones de picos y valles, podrá optar por sacarle partido a esos momento de tranquilidad para organizar su formación en inglés para empresas. Un curso intensivo le permitirá aprovechar el bajón de responsabilidades para mejorar sus habilidades lingüísticas de cara a la nueva oleada de trabajo que tenga que afrentar. Solo que, esta vez, lo hará con una mejor preparación profesional.

El segundo ejemplo de cómo sacarle el mayor rendimiento posible a una disponibilidad limitada es organizar cursos de formación in company a través de talleres repartidos a lo largo del año. Resulta una opción muy inteligente para potenciar habilidades profesionales específicas con las que los empleados tengan más problemas a la hora de poner en práctica sin malgastar el presupuesto con otro tipo de cursos de formación que acaban siendo desaprovechados por no poder compaginarse con el resto de tareas u obligaciones de su jornada laboral.

En tercer lugar, la clase ejecutiva o directiva tiene una flexibilidad horaria muy distinta a la del resto de empleados, cuyo grueso de trabajo se reparte entre rutinas y trabajo constante en tareas ajustadas a horarios. De esta manera, la empresa puede invertir en clases individuales que se desarrollen durante las horas de trabajo. Al fin y al cabo, se trata de una reunión más y puede atender a sus deberes al término de la misma. De esta manera, el alumno potencia su progreso gracias a la exclusividad de su formato y la empresa se beneficia de la mejora en su competencia profesional.

Finalmente, el alumno apenas cuenta con tiempo que dedicar a un curso de formación en inglés, pero necesita aprenderlo por motivos laborales. De nuevo, la opción online ofrecerá los resultados más adecuados a disponibilidad y presupuesto. No obstante,  puede que resulte más rentable invertir en un curso intensivo. Cierto es que esta modalidad de enseñanza es la que más tiempo requiere, algo con lo que el alumno no cuenta. Pero al término del mismo, dispondrá de los conocimientos necesarios y la solidez suficiente para afrontar su trabajo con garantías. El retorno de inversión en formación compensará con creces el tiempo sacrificado en un plazo muy corto de tiempo.

 

La duración

La empresa debe evaluar cuánto tiempo quiere dedicar a la formación in company de sus empleados. Los cursos largos ofrecen un avance constante pero lento. Sin embargo, garantizan una constancia que permite consolidar el aprendizaje sin olvidarlo. Los alumnos cuentan con la ventaja de practicar y aprender durante un período ininterrumpido, habituándose a emplear el idioma con naturalidad, seguridad y fluidez. La inversión que se realice en este tipo de cursos ofrece mejorar inmediatas, pero resultados a largo plazo.

Por otro lado, cursos más breves privan al alumno de la práctica semanal del inglés y de su progresión en el aprendizaje del idioma. No obstante, adquiere una serie de conocimientos estables junto a una práctica intensa que le permite emplear el idioma con naturalidad a partir del momento en el que termine el curso. Si el objetivo de la empresa es a corto plazo, es la opción más aconsejada por nuestra parte.

No obstante, hemos hablado solamente de cursos de duración preestablecida. La combinación de clases online con apoyo de un profesor en la empresa deja en manos del alumno el ritmo y duración del mismo. Obviamente, la duración del mismo será superior a la de un intensivo. Pero no tan largo como uno largo, puesto que el alumno puede organizarse de tal manera que saque el mayor rendimiento posible en un periodo de tiempo más breve. Esto puede tener ciertos riesgos, como una débil consolidación, mal entendimiento que genere arrastre de errores o poca práctica real que derive en una pronunciación demasiado seca. Volvemos a recordar, una vez más, la importancia de conocer previamente las habilidades de los alumnos antes de tomar la decisión equivocada.